sábado 27 julio 2024
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Colectivo Transformación Universitaria (1° de junio de 2020)

A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA
A LA SOCIEDAD POBLANA
Ante las declaraciones del rector Alfonso Esparza Ortiz frente al Consejo Universitario, los
integrantes del Colectivo Transformación Universitaria manifestamos lo siguiente:
1. Es vergonzosa la actitud asumida por el rector que prefirió presentar un
lacrimógeno espectáculo en el cual se victimizó a sí mismo y se pretendió
presentar como “perseguido político” en vez de presentar hechos que
demostrasen objetivamente qué es lo que la Universidad ha hecho frente a la
pandemia que hoy azota a la humanidad, en general, y a nuestro país y nuestro
estado, en particular.
2. La categoría de perseguidos políticos se reserva para aquellos ciudadanos que
son hostigados, encarcelados o asesinados por sus ideas, su conciencia crítica o
sus acciones en defensa de los desprotegidos frente a los abusos del poder.
Ninguno de estos casos es aplicable al rector, así que pretender refugiarse en ella,
aparte de ser una falsedad, es un insulto para quienes verdaderamente han
sufrido este tipo de persecución.
3. El recurso de recurrir a las lágrimas en eventos políticos para conmover a quienes
escuchan ya es muy trillado: lo usó Hitler en el “Putch de la cervecería”, en
Múnich, cuando llamó al golpe de estado contra la República de Weimar; en
nuestro país lo utilizó López Portillo frente al Congreso de la Unión cuando afirmó
“defenderé el peso como un perro”, y también Rosario Robles se ha tratado de
colgarse de este recurso y la etiqueta de perseguida política para tratar de eludir
sus raterías. En todos estos casos las lágrimas y la autoinmolación sólo fueron
recursos fáciles para ocultar sus verdaderas intenciones, Ahora no es distinto.
4. De lo que se trata es de desviar la atención de los universitarios y la sociedad
frente a dos hechos incontrovertibles:
 El ocultamiento del pésimo manejo de los recursos económicos universitarios.
 La nula actividad de la Universidad ante la pandemia de COVID-19.
5. El primero de estos dos puntos se ha manifestado en la rotunda negativa de
rectoría a permitir que sea auditado el uso de los fondos de la institución, bajo la
pésima careta de “defensa de la autonomía universitaria”.
 La autonomía garantiza el derecho a las universidades que la tienen la
facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí mismas; realizar sus fines de
educar, investigar y difundir la cultura de acuerdo con los principios
constitucionales, respetar la libertad de cátedra e investigación y de libre
examen y discusión de las ideas; determinar sus planes y programas; fijar los
términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal académico; y
administrar su patrimonio. Por ningún lado aparece que en virtud de la
autonomía las universidades están exentas de rendir cuentas a la sociedad.
Los recursos universitarios son, finalmente, recursos emanados del pueblo.
 Rechazamos como falaz el argumento de que se han realizado auditorías
externas por despachos privados pues éstas han sido concretadas por
empresas contratadas por la rectoría y constituidas por amigos del rector.

 Las auditorías internas tampoco son de fiar pues los auditores son designados
a propuesta del propio rector por consejeros universitarios designados
mediante aval de rectoría.
 Es correcta la exigencia de que el manejo de los recursos universitarios sea
debidamente transparentado en todos sus rubros, especialmente el señalado
por la Auditoría Superior del Estado (ASE) referente a los recursos destinados
a la asociación civil (no universitaria) “Lobos BUAP”, regenteada por la hija del
rector, y los que se refieren a la construcción de la Torre de Rectoría pues se
desconocen montos, empresas contratistas, sobrecostos adicionales, grado
de avance de obra, etc.
 Por todo lo anterior es necesario conocer públicamente los estados financieros
de la Universidad.
6. Es vergonzosa la nula actividad de la Universidad ante la pandemia de COVID-19.
 Mientras que, en épocas pasadas, la Universidad se distinguió en el apoyo a
la población frente a los desastres, tal como ocurrió en los terremotos de 1973,
1985, 1999 y 2017 o en las movilizaciones en favor de demandas populares,
hoy la BUAP brilla por su ausencia.
 En el país muchas universidades se ha unido a la lucha contra los efectos del
COVID-19 con investigaciones e insumos, como la UNAM, el IPN, el Instituto
“Salvador Suvirán”, la Universidad Autónoma de Querétaro, el Tecnológico de
Monterrey, la Universidad Iberoamericana y otras muchas instituciones
educativas y científicas que se ha sumado al combate a la pandemia
formando grupos de expertos con aportaciones científicas, desarrollos
tecnológicos, brigadas médicas, etc.
 A lo anterior debe agregarse el grupo sobre salud, coordinado por Imelda
López Villaseñor, directora del Instituto de Investigaciones Biomédicas, y
Tonatiuh Ramírez Reivich, director del Instituto de Biotecnología que se
encarga de la realización y desarrollo de pruebas diagnóstico adicionales,
monitoreo de difusión de contagios y apoyo al sector salud en la realización de
pruebas en hospitales y entidades federativas; el Grupo de Insumos e
Instrumentación, coordinado por Cecilia Noguez Garrido; directora del Instituto
de Física; el equipo sobre Efectos Ambientales que encabezan Telma Castro
Romero, Directora del Instituto de Ciencias Sobre la Atmósfera, y Manuel
Suárez Lastra, director del Instituto de Geografía.
 En fin, la lista de instituciones académicas que unen sus esfuerzos en contra
de la pandemia, aquí en Puebla la única preocupación del rector Esparza es
que nadie le revise las cuentas del manejo de los millonarios recursos
universitarios. La BUAP ha abandonado toda la actividad social que antes la
caracterizaba como universidad de vanguardia.
 No debemos olvidar que el Hospital Universitario de Puebla tuvo su origen en
el concepto de Hospital-Escuela y fue así como el antiguo Hospital Civil fue
donado por el gobierno a la Universidad. Ese concepto ha sido transmutado al
de Hospital-Negocio Privado sin que dicho cambio de enfoque haya sido
jamás discutido y autorizado por el Consejo Universitario, además de que
otras muchas facultades e institutos podrían contribuir, desde sus propios
ámbitos a defender a la población de los perniciosos efectos de esta
pandemia.
Por todo lo anterior, desde el Colectivo Transformación Universitaria, exigimos:

PRIMERO. Que sean debidamente transparentados, mediante auditoría externa
gubernamental todos y cada uno de los rubros de los fondos económicos a
cargo de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. No queremos
“estafas maestras” en nuestra institución.
SEGUNDO. Que se establezca de inmediato un Programa de Participación Universitaria
en la Lucha contra la Pandemia COVID-19.
TERCERO. Que el rector cese de inmediato en sus intentos de chantajear a la comunidad
universitaria y a la sociedad presentándose como “perseguido político”, título
que por demás le queda excesivamente grande.
¡POR EL RESPETO A LA VERDADERA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA!
¡POR LA CLARA RENDICION DE CUENTAS DE LOS RECURSOS UNIVERSITARIOS!
¡POR LA RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL DE LA BUAP!
COLECTIVO TRANSFORMACIÓN UNIVERSITARIA