RUMOR SIN FRONTERAS: Gerardo Pérez
En este espacio se adelantó el 12 de octubre: “Augusta Díaz de Rivera, arraigo y respaldo militancia… se prevé ganará la dirigencia estatal del PAN”.
Y el 12 de noviembre se escribió: “Augusta Díaz de Rivera vencerá a Genoveva Huerta en elección por dirigencia Estatal de Acción Nacional”.
Y así fue.
El pasado domingo se llevó a cabo la jornada electoral del albiazul y con una ventaja irreversible de mil 300 votos a favor … Augusta se alzó con la victoria al ganar las demarcaciones con los padrones más grande de militantes, como son Puebla capital, Tehuacán, Atlixco, San Andrés Cholula, San Pedro Cholula, San Martín Texmelucan, entre otros.
Con ello, Genoveva vio frustrada su reelección para un segundo periodo al frente del Comité Directivo Estatal del PAN; restándole el camino obligado de retornar a su curul de la Cámara de Diputados.
La soberbia, autosuficiencia, exclusión y veto de candidaturas como las de Eduardo Rivera Pérez y Edmundo Tlatehui – pese a ello ganaron las alcaldías de Puebla y San Andrés Cholula-, son y serán pesadas lápidas que llevarán a una anticipada derrota de Genoveva Huerta por la presidencia del PAN.
Y así aconteció.
Derrota que se endosa a su “padrino” y “protector” Marko Cortés Mendoza, reelecto líder nacional, quien en todo momento la respaldó para que continuara al frente del panismo poblano.
Así, lo que hasta ayer le significaba un plus a Genoveva… hoy Marko le representó una pesada cruz.
Las deserciones al PAN de las y los senadores Martha Márquez Alvarado de Aguascalientes, con 18 años de militancia; Fabiola Vázquez Saut de Veracruz; del ex dirigente nacional panista Gustavo Madero Muñoz, de Chihuahua, que con cuatro legisladores más conformaron el Grupo Plural en la Cámara Alta.
Además de las severas críticas y cuestionamientos del gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval; del ex mandatario de Querétaro, Francisco Domínguez Servién y del Senador de Sonora –y ex dirigente interino- Damián Zepeda Vidales, terminaron por cavar la tumba de
doña Genoveva.
Más el boom derrotista que declaró Cortés:
“Perderemos 5 de las 6 gubernaturas que se renovarán en 2022”.
De los 6 estados en disputa el próximo año: Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, el PAN gobierna Aguascalientes, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas.
O sea, Acción Nacional pasaría de 8 a 5 gobierno: Chihuahua, Guanajuato, Querétaro, Yucatán y el que vaya a ganar en 2022 –que podría ser Aguascalientes-, de acuerdo a la afirmación de Marko Cortés y que fue filtrada en clara muestra de “fuego amigo”.
Vaya manera de plasmar un panorama electoral más que negro para Acción Nacional, pues en 2023 se renovará el Gobierno del Estado de México, que es la antesala de la Elección por la Presidencia de México en julio de 2024.
LALO-AUGUSTA DERROTAN
A MARKO-GENOVEVA
El triunfo de Augusta conlleva doble laurel, pues no sólo venció a la dirigente en funciones, sino también al “padrino nacional” y recuperó al partido para el panismo tradicional, de arraigo y larga militancia, que estuvo bajo el dominio y cacicazgo del morenovallismo durante 10 años.
Genoveva llegó en 2018 al liderazgo del albiazul de la mano de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso Hidalgo.
Y en este año se alió con Cortés Mendoza para respaldarlo en su reelección y él haría lo propio con ella.
La “joya de la corona” está en el proceso electoral de 2024 y la nominación del candidato del PAN al Gobierno de Puebla.
De ahí, el doble laurel, porque Díaz de Rivera Hernández apostó por la candidatura de Eduardo Rivera Pérez a la Presidencia Municipal de Puebla y lo apoyó en la campaña.
Y qué decir del virtual Secretario General de Acción Nacional, Marco Castro Martínez, estratega y leal a Lalo Rivera.
Con ello, Rivera Pérez se enfila a la nominación del 2024 por Casa Aguayo.
Tiene la poderosa Presidencia Municipal de Puebla.
Más el Comité Directivo Estatal del PAN.
Y “la aceptación” del gobernador de Morena, Luis Miguel Barbosa Huerta.
Ambos se hicieron amigos en el 2000 cuando llegaron a la Cámara de Diputados.
Miguel Barbosa con las siglas del PRD y Eduardo Rivera del PAN.
Quién lo hubiera imaginado… 21 años después, Barbosa gobierna el Estado y Rivera la Capital.
Claro, falta que Rivera Pérez logre consolidar una administración eficiente y eficaz, de hechos y resultados, honesta y transparente durante 2022 y 2023, trabajo que lo llevaría a la cima del 2024.
De lo contrario… de nada le serviría la alcaldía y manejo del partido.
Amén, resta esperar quién logrará la candidatura de Morena… ¿Ignacio Mier o Alejandro Armenta?
¿O el “caballo negro” de Barbosa?
Así, lo mejor está por venir.
Al tiempo.