viernes 26 julio 2024
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La nueva y peligrosa incertidumbre

Por: Humberto Aguilar Coronado
A unos cuantos días de que los mexicanos tengamos una crucial cita con las urnas en la elección más
grande e importante de la historia moderna de México, flotan en el ambiente nuevas incer￾dumbres
en torno a la conclusión de este proceso.
Para derrotar la época de la hegemonía de un solo par￾do, en que el elemento incer￾dumbre, sustan￾cial en las democracias liberales modernas – a saber, que ningún contendiente supiera, a ciencia cierta,
quién resultaría ganador en cada elección- no estaba presente en los intentos de la democracia mexica
na, y bastaba con ser candidato del par￾do hegemónico para empezar a preparar planes de gobierno,
organizar equipos de trabajo y definir estrategias, la lucha mexicana de los úl￾mos años del siglo XX y
los primeros del XXI fue construir un modelo en el que la incer￾dumbre en el resultado fuera la calve
para evaluar la calidad del sistema.
La construcción ins￾tucional de la democracia mexicana se basó en el diseño de reglas, cada vez más
complejas –a veces absurdas- que limitaran la posibilidad de que el par￾do en el poder, el grupo gober
nante, pudiera tener la seguridad de obtener el triunfo en el proceso electoral siguiente.
Tuvimos que regular el uso del dinero en los procesos electorales y definir reglas que impidieran el uso
de los presupuestos públicos para fines electorales; fue necesario regular y sancionar el uso de progra￾mas sociales para fines electorales; se construyó una enorme y eficiente ins￾tución que permi￾era la
ciudadanización de las autoridades electorales para construir escenarios en los que fueran realidad los
principios cons￾tucionales rectores de la función electoral: legalidad, imparcialidad, certeza, obje￾vidad.
Gracias a ese enorme esfuerzo nacional la incer￾dumbre del resultado de cada elección es hoy una rea
lidad presente en cada proceso. Las frecuentes disonancias entre encuestas y resultados son una claro
ejemplo de esta nueva realidad. La alternancia en los gobiernos de todos los niveles (municipal, estatal
y federal) muestran que ningún grupo gobernante puede confiar en que ganará la siguiente elección.

Esa es la lógica que inspira el modelo mexicano. Gracias a la incer￾dumbre en los resultados y a la alter
nancia, los mecanismos de rendición de cuentas y de transparencia en el ejercicio del gasto público pue
den funcionar.
Hasta pocas semanas antes del inicio del proceso electoral los análisis polí￾cos y electorales anunciaban
el fin de la incer￾dumbre. Prác￾camente se garan￾zaba que MORENA y sus aliados conservarían la ma￾yoría calificada en la Cámara de Diputados y conquistarían la mayoría de las gubernaturas en juego, así
como los congresos locales y los Ayuntamientos.
La campaña electoral sirvió para lo que debe servir y hoy los analistas ven un escenario totalmente nue
vo en el que la coalición opositora está en condiciones de arrebatarle la mayoría simple a MORENA en
la Cámara de Diputados y de ganar muchas más gubernaturas y cargos locales de los presupuestados.
Sin embargo, hoy vivimos una nueva amenaza para la democracia mexicana: la intención del Presidente
y de sus cuadros legisla￾vos de convocar a un periodo extraordinario de sesiones para aprobar una
nueva Reforma Electoral cuyo obje￾vo central es la destrucción del Ins￾tuto Nacional Electoral.
La amenaza de MORENA significa que están dispuestos a sumir la país en la total incer￾dumbre. Están
dispuestos a destruir ins￾tuciones que llevaron muchos años y cuan￾osos recursos construir y en las
que con￾a la mayoría del pueblo de México.
Esta amenaza se vuelve creíble cuando escuchamos un día sí y otro también, al Presidente López Obra￾dor y a Mario Delgado fus￾gando al INE y a los Consejeros.
Cuando me pregunto porqué un Presidente que construyó su triunfo electoral sobre la ins￾tucionalidad
del INE y la aplicación de las reglas, pretende destruirlo, sólo encuentro una respuesta: Andrés Manuel
López Obrador está convencido de que no ganó la elección gracias a los millones de votos que emi￾eron
los ciudadanos y que fueron contados y cuidados por ciudadanos. López Obrador está convencido de
que ganó su elección a pesar de los millones de ciudadanos que organizaron el proceso; que ganó la elec
ción porque México tuvo miedo de negarle el triunfo; que ganó la elección por perseverante y por haber
acumulado muchísimo poder.

Andrés Manuel López Obrador no necesita el INE, al contrario, le estorba porque garan￾za incer￾dum￾bre en los resultados. López Obrador quiere la certeza de que él ganará todas las elecciones en que par
￾cipe su proyecto, aunque suma a México en la más alta incer￾dumbre democrá￾ca.
Contra esa visión de México, en nuestra alianza electoral estamos llamando al pueblo de México a la de
fensa de la incer￾dumbre democrá￾ca para garan￾zar la cer￾dumbre como valor social y de sobreviven
cia nacional.
*Es politólogo y Maestro en Negociación por la Universidad Carlos III de Madrid, España.
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