jueves 26 diciembre 2024
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La mano dura ante el crimen (columna de Hector Manuel Pérez Cuéllar)

El discurso, de establecer una política de mano dura contra el crimen, es un tema recurrente que los políticos utilizan para decir que son los indicados para gobernar, con solo idea, de que así se acaba la Delincuencia que avasalla a los ciudadanos.

Estos discursos, los hacen ver más justos para el orden público a la vista de ellos, el ciudadano siente que por fin se tomarán medidas radicales favorables, temo decir, que ello es muy apartado de la realidad, las tasas de la criminalidad al menos en México, siguen igual o puede decirse peor.

La penalización de la acción de Mano Dura, siempre recae en los jóvenes, unos inocentes y otros culpables; lo que genera un avance de crecimiento de la población carcelaria, con delincuentes e inocentes, que al paso de un razonable tiempo aprenden de la mejor escuela del crimen.

La tasa de homicidios, se concentra en jóvenes de acuerdo a estadísticas de entre 15 a 30 años de edad, ellos si lo vemos activamente, son el futuro que está en riesgo por el abandono gubernamental, de programas que generen actividad económica y educativa, con visión real.

La reducción de la Inseguridad, puede pensarse que mediante la Mano Dura, bajará, pero la activación de la Violencia crecerá, con la Mano Dura tampoco se reduce la impunidad, está, se combate desde el interior de las Corporaciones Policiales, todos sabemos que si hay policías corruptos hay delincuencia, entonces como aplicar una Política adecuada.

Muchas acciones de Mano Dura, han servido para que los regímenes políticos que aplican estas medidas, son utilizados para reprimir a la población que se le criminaliza, y que a los verdaderos delincuentes se les protege, el bienestar social es mínimo en términos cuantitativos y en lo cualitativo se pierde la aplicación de la Ley y el Estado de Derecho, lo que conlleva a ser letra muerta.

Los años 60s y 70s, son recordados por estas políticas de Mano Dura, y porque cito estos años, pues la historia nos marca que la represión la ejerció el Estado Mexicano mediante las Fuerzas Armadas, hoy tenemos de nueva cuenta a sus miembros en las calles.

La histeria y la realidad, nos sitúa ante la disyuntiva de que es lo mejor, regresar a una política de Mano Dura, aplicada por las Fuerzas Armadas o el fortalecimiento de las Corporaciones Policiales Estatales Y Municipales, con visión de Estado, de forma escalable, medible y sistemática.

En el concepto Mano Dura, hay teorías criminológicas y sociológicas que han servido para su imposición, quien no recuerda, esa muy mencionada “Tolerancia Cero” que aplica el llamado enfoque de las Ventanas Rotas, para la prevención del delito, que se aplicó en Norteamérica; esto en nuestro país, se ha tratado de implementar, en nuestro México, las propias leyes, impiden tener está figura que aplican en Norteamérica, pues se carece de controles y equilibrios jurídicos pertinentes.

Que mejor, que de verdad se aplicará medidas represivas con el andamiaje adecuado Jurídico, para que la Mano Dura funcionara, pues hoy se ve amenazada la Sociedad con delincuentes de toda índole, desde los de bajo nivel hasta los que realizan la Delincuencia Organizada, y que, en la realidad, no se sabe donde existe la línea que separa a unos y a otros.

En la medida, que los gobiernos Estatales y Municipales, activen acciones de operaciones agresivas, detenciones fundamentadas adecuadamente por delitos menores y se tenga programas de acoso a la delincuencia sistemáticos; la incidencia delictiva bajará, pero hay que recordar, muy pero muy presente, que cuando sucede algo como lo que describo, lo hacen unos días y abandonan la actividad días después.

El despliegue de las Fuerzas Armadas, en tareas de Seguridad Pública, en estos últimos dos meses, por citar lo casi inmediato, nos muestra a unas Fuerzas Armadas débiles, ante las órdenes de no actuar con fuerza, sino, mediante la conciliación, hay muchísimos videos de miembros del Ejército retirarse por ser agredidos por los criminales que los encontraron en flagrancia del delito, a estos desadaptados sociales y nadie actúa para aplicar la Ley.

Uno de los factores de la Mano Dura, es la desmantelar las Organizaciones Criminales de toda índole, desde las bandas locales de asaltantes como los miembros de la Delincuencia Organizada, con lo que sería medible los indicadores objetivos y subjetivos en materia de Seguridad Pública.

La llamada Delincuencia Común, es la que más daña al ciudadano de a pie, entonces los responsables de tal mal, son los Gobiernos Estatales y Municipales, aquí las presencias de las Autoridades Federales son coadyuvantes, pero la tarea le corresponde a lo local, sin embargo, lo he mencionado recurrentemente, todos se echan la bolita y nadie resuelve.

Los legisladores, están más entretenidos en cualquier cosa que tenga que ver con servir a su patrón el Gobernador en turno, que servir al que los coloco en ese cargo, la impartición de la Justicia es muy tortuosa y complicada, para que el ciudadano se anime a levantar denuncias, no hay un sistema ágil que determine lo que se dice como Pronta y Expedita.

Si de verdad se quiere avanzar, en términos de una Paz y Seguridad de los Ciudadanos, se debe tener un modelo transversal, que vaya de la Mano Dura a la prevención del Delito, con programas específicos y medibles, pero que en la realidad no se baje la guardia, al hacerlo se le abre la cortina al delito y a la impunidad.

Los golpes certeros, que hoy les llaman quirúrgicos, son parte de una Mano Dura, aplicada con sistemas de Inteligencia progresivos y firmes; lo mismo, está transversalidad que hablo, determina que es para delincuentes del Fuero Común como de los de la Delincuencia Organizada, para mejor entender en la Ley el Delincuente es Delincuente y punto.

Las medidas carcelarias, deben contener firmeza y que, desde la conformación del Informe Policial Homologado, tenga contundencia y no se preste a la famosa Puerta Giratoria, que tanto daño hace a los Ciudadanos, en ello la trasformación del Sistema Penitenciario, es de suma importancia, los autogobiernos son producto de corrupción y más corrupción.

La imputabilidad en cuestiones de edad, deberá ser estudiada con la visión Jurídica Científica y, aparejada de una reforma a la Política de Salud en términos de las Adicciones que conllevan a la juventud a delinquir, con visión de buscar prevenir y no castigar.

Como ven estimados lectores, los estereotipos que el Político Común emplea para disque buscar la aprobación social, solo queda en eso, en unos estereotipos; los que tenemos conocimiento de la Seguridad y miren aquí en Puebla hay muchos buenos compañeros, estamos conscientes de que la Inseguridad no puede seguir igual.
La práctica recurrente de los discursos, no dará Seguridad a los ciudadanos, hay que actuar y hacerlo de inmediato, los Demonios andan sueltos.

“El cambio no es un destino, al igual que la esperanza no es una estrategia”. (Rudy Giuliani)

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